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miércoles 27 noviembre, 2013

«La última batalla por la libertad tenemos que librarla contra la izquierda saqueadora y su mafia sindical»

Filed under: Uncategorized — epesimo @ 5:52 am

000 em2013127GIF ANIMADO El nacismo catalanista acusa de incitar al odio a los acosados perseguidos y excluidosGIF ANIMADO La izquierda saqueadora y su mafia sindicalLa Generalitat denunciará a 13TV e Intereconomía por «incitar al odio»

Pide una multa de hasta un millón de euros por comparar el independentismo y el nazismo

Entre 500.000 y un millón de euros es el precio que el Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC) cree que tienen que pagar Intereconomía y 13TV por comparar la independencia con el nazismo. Una infracción «muy grave», según el ente regulador, que «incita al odio, al menosprecio y a la discriminación por motivos de nacionalidad». Una consideración que ha sido recogida por la Generalitat, que ha tomado cartas en el asunto y ha anunciado que emprenderá acciones legales contra ambos medios.

  • SALVADOR SOSTRES
  • 27/11/2013
  • ESPAÑA

Las maletas falsas

Las maletas de la UGT son falsas, como sus facturas, como su ideología, como la protección que dicen ofrecer al obrero. El sindicalismo es la mayor falsedad, el más escandaloso fraude desde la recuperación de la democracia. Sus maletas son tan falsas como su supuesta preocupación social. Su solidaridad es falsa y un monumental engaño para quedarse con el dinero de los demás. Sus huelgas son falsas y no tienen el menor escrúpulo para hacer el fantasma. ¿Por qué hay que regalar maletas en un congreso sindical? Hay algo incluso más hortera que un nuevo rico y es el que alardea con dinero que no es suyo. Los que tienen que protegernos los derechos roban a empresas españolas encargando falsificaciones asiáticas donde, según sus propias denuncias, se abusa de los niños haciéndoles trabajar a cambio de casi ningún salario. Su cinismo es ilimitado. Las maletas falsas son la metáfora perfecta de su condición sindical y de su forma de actuar.

El sindicalismo destruye puestos de trabajo porque sus recetas fracasadas son contrarias a la creación de riqueza y sólo dejan atraso y miseria. Enfrentar a patrón y empleado no da nunca ningún buen resultado, salvo lo que cobra el presidente del comité de empresa por intermediar, lo que constituye una flagrante extorsión y un monumental chantaje. Los convenios colectivos penalizan al buen trabajador y blindan al holgazán.

El sindicalismo en España es una trama de corrupción y trapicheo. El gran parche de la Unión Europea ha sido comprar a los sindicatos con las subvenciones para cursos de formación que todo el mundo sabe dónde acaban. El tren de vida de Cándido Méndez es deslumbrante.

España no será un país libre mientras los sindicatos estén subvencionados, los comités de empresa sean obligatorios y los piquetes sean considerados informativos en lugar de una forma de intimidación y de agresión intolerable. Los empleados no tomarán conciencia de su poder ni de sus posibilidades mientras se dejen chulear por los sindicatos y gasten sus fuerzas en la queja en lugar de trabajar más y mejor para poder resultar más útiles, y cobrar más, y poder algún día –si así lo desean– fundar su negocio.

Los sindicatos son lo que nos queda de tiniebla y atraso. Sus maletas son falsas pero su estafa es auténtica. Sus facturas son falsas pero los obstáculos con que entorpecen la creación de puestos de trabajo son ciertos, y trágicos.

Cuando hicimos la Transición para despojarnos del franquismo estábamos tan acomplejados que cedimos del modo más increíble al otro totalitarismo, al que por suerte perdió la guerra y no nos pudo destrozar la vida. Que Franco no fuera un demócrata no significa que su oposición no fuera mucho más totalitaria; y que su dictadura no fuera deseable no significa tampoco que entrar en el Pacto de Varsovia y en la Segunda Guerra Mundial, que es lo que nos esperaba con los rojos, no fuera nuestro peor destino imaginable.

Necesitamos una segunda Transición para despojarnos de la dictadura sindical que ha permanecido todo este tiempo incrustada en nuestras vidas, lastrándonos el progreso y menoscabándonos la dignidad. La última batalla por la libertad tenemos que librarla contra la izquierda saqueadora y su mafia sindical.

  • VICTORIA PREGO
  • 27/11/2013
  • ESPAÑA

Los nuevos bandoleros de Sierra Morena

No basta con lamentarse. No basta con decir que está sufriendo personalmente ante las noticias publicadas. Y mucho menos basta con decir que UGT está muy descentralizada y que se deberían asumir responsabilidades en la federación andaluza.

Cándido Méndez es el secretario general de UGT, su cabeza visible y el representante del sindicato ante las instituciones, ante los afiliados y ante los ciudadanos. Por lo tanto, suya es también la responsabilidad de lo que ha sucedido en Andalucía durante todos estos años de trampas, de engaños y de abusos manifiestos del dinero de los contribuyentes que estaba destinado, o eso se suponía, a la ayuda a los parados y a las mujeres discriminadas. No puede ponerse de perfil y pretender que éste es un problema que afecta a sus compañeros andaluces en exclusiva. Entre otras cosas, porque la sospecha de que las actuaciones de los andaluces se han repetido en el resto de España está dejando el prestigio de UGT por los suelos, y en esas condiciones va a ser muy difícil que el sindicato pueda levantar la voz en cualquier asunto que afecte a los derechos de los trabajadores.

Méndez tiene que actuar, pedir perentoriamente explicaciones en clave interna y tomar las medidas necesarias para que los responsables de tantos desmanes, que son una burla a los ciudadanos y al mismo papel que la Constitución atribuye a los sindicatos, paguen las consecuencias. Porque Méndez procede del sindicato andaluz, al que conoce muy a fondo y cuyos líderes son gente suya. No puede decir que él no sabía y, sobre todo, no puede seguir sin hacer nada más que esperar. Cuanto más tiempo deje pasar sin destituir a la cúpula, sin constituir una gestora, sin aclarar los manejos de sus compañeros, en definitiva, sin tomar cartas en el asunto, más se complicará su propia posición al frente del sindicato.

De lo publicado se deduce que la UGT de Andalucía es una organización dedicada a estafar a la Junta, no sabemos aún si con su consentimiento o sin él, para su propio beneficio y sus diferentes fastos. Eso se demuestra con lo que EL MUNDO cuenta en la página anterior: un congreso de la federación que costó la friolera de 563.00 euros, la mayor parte de los cuales se endosó a la Junta pasándole a cobro facturas falsas, como la de los 700 maletines falsificados.

No es de recibo que un sindicato gaste de esa manera desmedida y encima lo haga robando el dinero de los ciudadanos. Y es una burla que, a los tímidos intentos de Méndez de que en Andalucía se den explicaciones, se haya seguido el más absoluto de los silencios. Esa es una desautorización en toda regla al secretario general por parte de quienes se están comportando desde hace demasiado tiempo ya como una partida de bandoleros de Sierra Morena.

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