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CARLOS SEGOVIA MADRID 26/11/2013 ECONOMÍA
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ANÁLISIS
El BCE desmonta la falacia
El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, se decidió ayer por fin a decir en público lo que ya venía advirtiendo en privado: Cataluña no podrá financiarse y se encaminará hacia la quiebra si se independiza de la cuarta economía del euro.
No es el Banco de España, sino el Banco Central Europeo (BCE) el que está desmontando la falacia de la Generalitat de Cataluña sobre que una independencia es viable económicamente incluso a corto y medio plazo. Es ingenuo pensar que Linde puede hacer tales aseveraciones sin el respaldo del BCE, de cuyo consejo de gobernadores forma parte. Hace tiempo que la institución que preside Mario Draghi ve con preocupación la desestabilización que implica que la comunidad autónoma más importante de la cuarta economía del euro amenace con independizarse.
En Fráncfort sostienen que ni la Caixa ni el Banco Sabadell podrían seguir financiándose en la ventanilla del BCE y que la deuda pública de una Cataluña independiente sería inaceptable como garantía. Sería mucho peor, a ojos de Fráncfort, que la deuda de Grecia que, mal que bien, sigue perteneciendo al euro. Ni Draghi ni los portavoces del BCE se han pronunciado hasta ahora públicamente con el argumento de que hacerlo sería alimentar la tensión de los independentistas, pero sí aceptan ya que Linde, que lleva año y medio en el cargo, se decida por fin a hablar en público. Éste ya había sido duro en contra de la secesión en una cena con banqueros y empresarios del Círculo de Economía el día 14 en la que ejerció como anfitrión el presidente del Sabadell, Josep Oliú.
Linde resaltó ayer además el drama que supondría para Cataluña mantener una deuda de decenas de miles de millones en euros, mientras que sus ingresos llegarían en la nueva y débil moneda catalana. Es significativo que el conseller de Economía, Andreu Mas-Colell, declinara responder a Linde. Su silencio de anoche denota una falta clamorosa de argumentos, frente a los proporcionados por Linde, que no fueron políticos, sino aplastantemente técnicos.
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